De la frustración a la libertad

La reflexión de hoy nació después de una conversación con un amigo muy querido con quien hemos hablado de las frustraciones, y de las personas adultas, quienes viven cualquier “no“ como una frustración que engendra después malestar, y a veces agresividad.

En 30 años, la sociedad, la educación, han pasado de una excesiva autoridad a un exceso de permisividad. Se nota siempre más en algunos niños a quienes los padres no han enseñado las reglas básicas de la vida en sociedad. Estos niños padecen al final el comportamiento de los niños reyes, quienes tienen todos los derechos, sin ningún deber a cumplir. 

A partir de esta reflexión quise mirar mis propias zonas de frustración, y mi forma de manejarlas. Hay que reconocer que no siempre es fácil, pero una vez que entramos en este camino descubrimos que es un camino dulce de verdadera libertad.

 Delante  de un “no“,  podemos enfadarnos y exigir a gritos lo que consideramos como nuestro; sufrimos, tal vez hacemos sufrir a otra persona, y al final todo empeora; no hemos obtenido lo que queremos y hemos dañado una relación. Y al actuar así, no hemos mirado lo que tenemos, todo lo que tenemos; nos hemos olvidado de agradecer a la vida por lo que nos regala; al gritar por el “no“ hemos olvidado de dar las gracias a todos los “si“ que nos ha dado la otra persona, y la vida.

En el budismo, el acto de “soltar“ es muy importante. Y en la práctica del qi gong, la expiración, el exhalar, asociados a unos movimientos, ayudan a entrar en esto; es aceptar el propio fluir del río que no podemos controlar; es aceptar el ritmo de la otra persona, diferente del nuestro. Es aceptar el ritmo de la vida.

Si cultivamos esta cualidad, podemos entrar en la sensación tan positiva, tan tierna, del agradecimiento por lo que se presenta; la divina sorpresa, el regalo inesperado. Y descubrir que lo que nunca podremos obtener a gritos, lo recibimos cada día, si sabemos abrir los ojos, escuchar profundamente, y sentir, con el corazón bien abierto. 

Finalmente, calmando nuestros miedos, alimentando la Energía Agua de nuestros riñones, podemos domar el tigre de la Energía Madera del Hígado, y así permitir a la Energía Fuego del corazón expresarse de forma amorosa, lo que nos da el centro y la ecuanimidad de la Energía Tierra del  bazo, permitiendo la libre expresión de la Energía Metal de los pulmones, respirar la vida con alegría y abertura.

En poco tiempo entraremos en la energía de la primavera, asociada al Elemento Madera, al viento, al Hígado y la Vesícula Biliar, a la frustración y el enfado en su lado “negativo“ y, en su parte positiva, al perdón y la capacidad de fomentar proyectos. Más que nunca, será el momento para limpiarnos del acido de la rabia,  y permitirnos entrar en la energía creativa y potente de esta preciosa estación, cuando sepamos domar el tigre interior. 

Comentarios

Gràcies Veronique per les teves reflexions, arriben a més en el moment oportú.
Mil petons de loto

gràcies ....i m' en alegro molt !  

una abraçada 

Un artículo realmente magistral Veronique, que hace mucha falta leer y releer en tiempos en que la agresividad es la moneda de cambio más frecuente. Como dice Tchich Nath hanh, respirar es inspirar la vida, exhalar, soltar lastres! Gracias!!!!

Muchas gracias Milena por tu comentario ! 

Un abrazo fuerte