La sencillez

 

 

Ayer, como cada año, fui  a Girona para asistir al evento « Temps de flors «.

En todas las calles del casco antiguo podemos descubrir caminando, un patio con un montaje de flores bonitas, una escalera de iglesia decorada con plantas… flores en los balcones, flores en cada rincón, del amarillo a rojo, jugando con los rosados preciosos o los azules vivos…

Celebrando las flores, la ciudad no olvida el arte asiático de trabajar las plantas, con los bonzais y las ikebanas.

Girona estaba llena de gente, en cada puente, en cada calle…  por qué la gente corre así, viene a veces de lejos para ver flores en una ciudad? Nos enseña esto que necesitamos de verdad conectar con la sencillez, la belleza de la sencillez. Una flor es una vida corta de un día, una semana o una estación, pero una vida que baila con el sol, la lluvia, el aire. Es la expresión de tantos colores, tantos olores, tantas texturas... Es algo tan frágil, a veces tan pequeño, pero tan precioso, una flor...  En este mundo excesivamente tecnológico, donde el mineral ocupa siempre más espacio, la flor sabe tocar profundamente el corazón de quien tienen sed de sencillez.

Cuando escuché por la primera vez a Thay, el Maestro Zen Thich Nhat Hanh, me marcó la sencillez de sus palabras; entraron en mi corazón como flores. Cuando practico qi gong, sé que cuanto más sencilla es la técnica, más encuentro la profundidad y la esencia necesarias para dar quietud a la mente…  

 

Thich Nhat Hanh :”  En vez de quedarme abrumado por otros pen­samientos, sostengo mi disfrute por la belleza de la flor.”